lunes, 22 de julio de 2013

LA EDUCACIÓN PROYECTO POLÍTICO COMO PILAR DE LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO


A través de la historia, los sistemas educativos se han constituido en la base fundamental de la sociedad, y la educación por su parte ha sido la encargada de seleccionar a los individuos tal y como la sociedad los requiere.

Así mismo, en la sociedad moderna el proyecto emancipador hace de la escuela una construcción histórica que produce el conocimiento y los valores. De esta manera, se asume lo político como indisoluble de lo social y se acepta que la escuela es el ámbito por excelencia para la política como praxis, entendida esta como lo propio de la naturaleza humana. En palabras de Zemelman la política es el medio para construir la voluntad colectiva.

Es entonces la escuela la que puede legitimar la organización democrática como máxima instancia de lo público a partir de las relaciones escolares. De esta manera, se pretende incentivar el proceso de humanización que promueve al hombre y lo libera de todas sus servidumbres para hacerse cargo de su propia razón.

Este es el referente que rige las tendencias educativas globales. Sin embargo, en nuestra realidad no ha tenido viabilidad histórica para construir un proyecto de democracia sustentado en una sociedad civil que ostente un perfil de participación y convocatoria fuerte.

Cabe entonces señalar la urgencia de construir una élite cultural, como núcleo que organice un sistema de valores, una forma de ver la vida y el hombre. Este núcleo va creciendo a través de la evolución histórica y hace selección de las influencias porque sintetiza de acuerdo a lo que es propio, y define por ende, su crecimiento armónicamente. Esto se puede lograr a través del análisis académico en una institución escolar que aborde el debate sobre los mínimos de convivencia, y decante formas iniciales de construir sociedad civil. Iniciar un proyecto de tal complejidad requiere tomar decisiones convergentes en los valores que le den sentido a la educación colombiana a partir de nuestros propios problemas y no de modelos importados.

Por otro lado es importante educar en la civilidad, para lo cual se requiere modelos éticos de convivencia humana, donde el ser humano no sea un producto de consumo que se exhibe en los noticieros en forma grotesca como trofeo de guerra. Recuperar la dignidad humana y el respeto por la vida y los valores humanos es una prioridad en el sistema educativo colombiano.

La educación debe trascender el ámbito de la institución para indagar por los actores y las prácticas de la vida cotidiana que están constituyendo modos de actuar, de conocer y de sentir en los cuales la sensibilidad humana ha sido excluida y ha dado paso al mutismo y a la caparazón en que todo resbala.

Así mismo el drama de nuestra identidad, que no asumimos para aceptarnos tal y como somos no permite buscar entre nosotros las dificultades y resolver nuestras confusiones para no seguir superponiendo propuestas sin resolver las básicas. Me pregunto entonces ¿Cómo nos acomodamos en una sociedad sin proyecto político estable, duradero y construido por la propia comunidad?

La sociedad actual precisa el trabajo colectivo para cumplir con las exigencias de la época. Los procesos de democratización y las formas de ciudadanías necesarias para esta sociedad requieren de una formación política con sentido de lo público. Cada vez es más relevante la necesidad de ordenar la sociedad hacia el bien común, con el fin de asegurar unos mínimos de convivencia.


Es importante destacar que la educación no se escapa a estas tendencias políticas. Se le asigna a la escuela la difícil tarea de iniciar los procesos de formación para la participación mediante el PEI. (Proyecto Educativo Institucional) en donde se hace prioritario entonces, la construcción de comunidad educativa. Formar un colectivo que se reconoce y se piensa es el eje para iniciar los procesos de formación ciudadana, entendiendo ésta como la condición para construir identidad escolar, en la cual el cumplimiento de la norma es una forma de regular los procesos y darle mayor curso a al acción para no estar buscando maneras de evadir las responsabilidades mediante tutelas que pretenden ganar con astucia lo que no se ha conseguido por otros medios. Estos proyectos educativos están pensados como referentes que iluminan la cotidianidad escolar y le imprimen nuevos sentidos, políticos, culturales, sociales y científicos a la tarea educativa. De esta forma se puede viabilizar una utopía posible: mejorar las formas de habitar en el mundo humano.













Hoy estamos inmersos en las ofertas tecnológicas que obedecen al grado de civilización logrado por la humanidad. Nuestro país ha podido acceder a lenguajes y maquinarias que facilitan de alguna manera la utilización de sistemas y tecnologías propias de los avances de los hombres, particularmente en el terreno de las ingenierías. Del mismo modo, las expectativas de gobernantes, maestros y padres de familia, parecen acceder a las posibilidades económicas y productivas reales de la economía colombiana; eso se manifiesta tanto en los discursos de los gobernantes con respecto a al educación, como en las demandas de los maestros y las solicitudes de los padres de familia frente a los establecimientos educativos. Es claro que muchos jóvenes sobrepasan, en la cotidianidad de sus ejercicios estas expectativas, demostrando mayores habilidades que sus maestros en los manejos técnicos de la informática. También es cierto que no estamos marginados del ciberespacio, aunque es verdad que en ello nos queda mucho camino por recorren particularmente en términos de generación de propuestas y alternativas. Por lo tanto es urgente que estemos vigilantes sobre las exigencias culturales en el manejo de la tecnología. De nada sirve que un alumno, grupo, establecimiento, agremiación… tengan acceso competente a la información, si no tiene competencias conceptuales equivalentes para el manejo e interpretación de la información.

La misión de ciencia, educación y desarrollo lo señala con frecuencia; así también el sistema nacional de ciencia y tecnología llama la atención sobre la necesidad de prepararnos, como sociedad, para entrar en el tercer milenio con capacidades competitivas nacionales en el manejo de nuevas propuestas ingenieras, tecnológicas o científicas, y para lograrlo todas las instancias están reconociendo la necesidad de cualificar la educación, como estructura básica para el mejoramiento de la calidad de vida de nuestra sociedad.

Por consiguiente el desarrollo económico, político y social del país no debe quedar inscrito únicamente en el terreno de las tecnologías de la civilización. Es necesario abrir campos a la interpretación científica basada en la cultura académica, de tal manera que logremos conquistar una sociedad sólida, para afrontar las relaciones que le impone el desarrollo científico, las mismas que le impone la construcción de la ya famosa Sociedad del conocimiento. Es pertinente reflexionar en estas temáticas con el objeto de no caer desprevenidamente en las confusiones propias de la ignorancia.

De tal manera que la educación en todas sus instancias, debe comprometerse con la mejora de la calidad del conocimiento. Ello significa que quienes tenemos la responsabilidad de buscarlo, transmitirlo, debatirlo, también tenemos la obligación de cualificarlos en nosotros mismos, no solo desde la investigación, sino también desde la exposición y crítica a la que nos debemos someter. Queda aquí planteada la posibilidad de entrar a trabajar en el tema de la evaluación en la educación.

Otro aspecto indispensable para el cambio, es la cultura la cual ofrece un espacio de relación entre la escuela y la comunidad para lograr acuerdos básicos sobre los referentes de formación. Estos referentes permiten transformar la realidad educativa a la que asistimos.

Así mismo, se ha validado un sistema único de educación debido a un concepto universal y al desconocimiento de la necesidad de integrar el contexto escolar y el cultural para cumplir una misión formativa .El sistema educativo no ha hecho realidad

la necesidad imperiosa de que la educación se adecue a las especificidades de la realidad cultural. Este es el reto para que la comunidad educativa construya a través de los proyectos educativos institucionales nuevos sentidos, para el que hacer de la escuela en los procesos de formación de los estudiantes.

Además, podemos percibir que como producto de los procesos culturales las sociedades en mayor o menor grado se encuentran relacionadas con lo científico y lo tecnológico en forma ineludible, se encarga a sí a la escuela de la responsabilidad de crear actitudes científicas y tecnológicas en sus estudiantes y asegurar una cierta formación científica inicial. No obstante, se conjugan diversos enfoques que, de una u otra forma, abordan los problemas de acceso a la ciencia y su aproximación efectiva al conocimiento.

Sin embargo, la recuperación de la importancia del conocimiento en la escuela y la toma de conciencia de la necesidad de reconocer la formación en ciencias como una competencia de los educadores, es una posibilidad de acceso a una nueva racionalidad de la vida escolar.

Por otra parte, el PEI se constituye en una oportunidad única de construcción y praxis política que puede ayudar a generar utopías o proyectos de largo alcance que pueden incidir en mejores formas de convivencia y de resolución de problemas cotidianos mediante una formación política ciudadana.

Actualmente, la sociedad contemporánea plantea unos procesos de democratización política y unas nuevas formas de ciudadanía que dinamizan la vida comunitaria. Estas representaciones sociales del mundo moderno, se convierten en demandas puntuales a la educación, en cuanto a la formación política con un nuevo sentido de lo público.

De este modo, se reconoce la práctica educativa como un laboratorio para potenciar nuevas formas de convivencia y de ingreso al orden sociocultural de la época.

El desafío es entonces, para una educación de calidad con equidad en la perspectiva de una educación para la democracia, no radica exclusivamente como se pudiera pensar, en disminuir las elevadas tasas de ingreso tardío, repetición, deserción temporal y definitivamente en la enseñanza básica, y erradicar la obsolencia curricular de la educación, sino que también, queda referido a la necesidad que existe de introducir cambios importantes en la cultura escolar. Se plantea que el sujeto educativo debe conceptualizarse, no sólo como sujeto económico, sino también como sujeto social que pueda incorporase en forma crítica, activa y constructiva a los procesos económicos, sociales, políticos y culturales.

Finalmente plantearse el problema de la calidad de la educación implica preguntarse qué, cómo y cuánto aprenden los estudiantes, así como por el tipo de sujeto que esta formado en la escuela. Significa plantearse las necesidades de conocimientos, habilidades, valores y actitudes indispensables para vivir con dignidad, seguir aprendiendo, mejorar la calidad de vida y contribuir en términos sociales, políticos y culturales al desarrollo y transformación de la sociedad, hacia unas más justa y democrática.

De esta manera el mejoramiento de la calidad, nos obliga a mirar los procesos educativos centrándose fundamentalmente en lo que los estudiantes necesitan aprender, mas que en lo que se quiere enseñar, es decir, subordinar los procesos de enseñanza a los de aprendizaje. Si miramos el proceso educativo desde esta perspectiva, los alumnos aprenden conocimientos, habilidades, actitudes y valores en las relaciones pedagógicas que viven día a día en la escuela y en el aula. Por tanto es fundamental considerar la transformación de las relaciones pedagógicas cotidianas que están insertas en una determinada cultura escolar. En este sentido, avanzar en relación con la calidad de la educación, implica avanzar en proceso de transformación cultural.


Plantearse una educación y un currículum de calidad con equidad en una perspectiva democratizadora significa, además, hacer transformaciones importantes en la cultura escolar y preocuparse por la pertinencia curricular.
La consigan que señala que “el conocimiento es poder” se aplica plenamente en el momento que se piensa transferir el poder y el control del currículo. No olvidemos, que en el currículo se ponen en juego intereses distintos, en muchos casos contrapuestos que intentan ganar primacía y legitimidad.
El currículo en una sociedad o en una comunidad autoritaria es le resultado de la imposición de los intereses del grupo que sustenta el poder democrático, el currículo se alcanza después de un proceso de negociación, en el que se confrontan intereses para el logro de consensos y para dar espacio también al disenso.


El gran reto para nosotros, los educadores es formar parte activa del cambio y hacer que los proyectos educativos se inicien como verdaderos procesos de participación para la construcción de la comunidad educativa. Solo una comunidad que es capaz de pensarse estará en posibilidad de reconocer los intereses colectivos, y así gestionar reales procesos que mantengan las prácticas efectivas y transformen las prácticas obsoletas, que ya no aseguran el éxito y el mejoramiento al interior de una institución educativa .Los cambios sólo se verán cuando se ilumine el acontecer diario de nuestras prácticas pedagógicas y se le de sentido a la cotidianidad de la escuela en sus diferentes niveles.





1 comentario:

madaiden dijo...

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