POR: ANAIS YANED RIVERA MACHADO
Como coprotagonistas de la educación, muchos maestros del país hemos sentido desde hace algunos años la necesidad de innovar y cambiar de algún modo los paradigmas frente a la forma de enseñar y de enfrentar la problemática educativa actual en cuanto a los aspectos de pedagogía se refiere.
La Constitución Política de 1991 con sus leyes y decretos reglamentarios, en lo que a educación concierne, representan para Colombia una guía en la elaboración y definición del Proyecto Educativo Institucional. Esta realidad legal convoca a la comunidad educativa de Universidades e instituciones escolares a la construcción de propuestas concretas que contribuyan a propiciar cambios fundamentales en la educación de nuestro país, teniendo como referentes las necesidades y problemáticas de su entorno y ámbito social.
Los diagnósticos realizados durante los últimos años acerca de la situación de la educación y de la productividad en Colombia, han revelado una gran desarticulación, improvisación y falta de pertinencia en la formación de los colombianos. A pesar de los esfuerzos que han hecho importantes sectores vinculados a la educación por mejorar estos aspectos, no se ha visto un cambio profundo el cual refleje una mejoría en la falta de conceptualización, de desarrollo de habilidades y, en últimas, improductividad, que acosa a nuestra sociedad agobiada como está frente a los mercados laborales, locales, nacionales e internacionales.
En consideración a su rol dentro del ámbito educativo, es importante abrir una discusión sobre los vacíos conceptuales que se hacen evidentes cuando algunos de los maestros confundimos los aspectos y terminologías sobre paradigmas educativos, pedagogía, currículo, universidad y sociedad, entre otros. Teniendo en cuenta estas situaciones y las consecuentes desventajas que este tipo de formación muy confusa acarrean para el futuro de Colombia, se propone una reflexión sobre estos elementos teórico-prácticos que por lo menos nos permitan distinguir aspectos básicos sobre la tarea que deben asumir las instituciones del sistema educativo colombiano, responsables de la preparación y formación integral del estudiante.
El MEN como ente regulador de la educación hace énfasis en las competencias fundamentales susceptibles de desarrollarse durante la escolaridad. Quedan sin considerar otras muchas competencias que se desarrollan en circunstancias no escolares y otras de las cuales sólo pueden dar cuenta especifica los maestros y la comunidad por cuanto dependen de las posibilidades y expectativas de los estudiantes y de las exigencias y necesidades del entorno. Estas son compromiso y reto de los maestros y de las instituciones educativas a todo nivel. Tal es el caso de las universidades en nuestro país, quienes deben constituirse a partir de tres pilares, a saber: la docencia, la investigación y la extensión (relación con la sociedad) con tres elementos fundamentales: personas, procesos y tecnología.[1] Además, sin olvidar que la universidad vendría a ser la cuna de la formación integral y el libre pensamiento, entre otros aspectos.
Sin embargo los resultados de las evaluaciones internas y externas de las instituciones educativas generan preocupación y plantean la necesidad de implementar parámetros básicos para la evaluación de la calidad impartida en Colombia. Por ende, los maestros debemos ser concientes de la tarea importante que tenemos en nuestras manos y de conocer con certeza un poco más sobre la sociedad y las normas curriculares necesarias para fortalecer la misión de educar. Durkheim también reconoce la historicidad de la educación y este reconocimiento lo identificamos entre líneas cuando dice “las vicisitudes por las que ha pasado una sociedad y su constitución en un determinado momento es lo que determina la educación”.[2]
La sociedad proclama hoy la formación actualizada de educadores con responsabilidad social que estén en capacidad de transformar las estrategias pedagógicas, los tiempos, los espacios, métodos, ambientes y recursos educativos, misión en la cual se encuentra directamente inmerso el currículo.
Por todo ello los docentes debemos seguir planificando y desarrollando los procesos curriculares, las invenciones pedagógicas y las practicas evaluativas y de investigación en la medida en que nos sintamos seguros de dominar la estrategia respectiva utilizando con sentido y comprensión las nuevas propuestas pedagógicas. Igualmente esta tarea prioritaria de las universidades e institutos de investigación transformar apropiadamente la formación inicial y continuada de los educadores y de las ayudas educativas para facilitar que la gran mayoría de los estudiantes puedan superar los resultados hasta ahora obtenidos.
Así también, debemos aprender a manejar los saberes necesarios para la elaboración de una propuesta pedagógica, entendiendo esta como el proceso responsable del cuestionamiento sobre las formas, los métodos, los valores, los fines que deben orientar el quehacer de la institución educativa.
[1] Lo anterior puede ser revisado a partir de la Ley 30 de 1992 por la cual se regula la educación superior en Colombia.
[2] Durkeim Emile. Las reglas del método sociológico. Trad Santiago Gonzáles Mariela. Edu Altaya. Barcelona 1995 P313
1 comentario:
Priamero que todo, el artículo presenta un tema demasiado amplio. Por lo cual, se siente que hace falta más profundidad en el desarrollo de la idea central. Pero esto no afecta en nada la idea del texto.
Por otro lado se puede apreciar que el artículo presenta unos puntos de vista demasiado enfocados con el tema propuesto; debido a que maneja parámetros que se deben tener en cuenta por todos los maestros Colombianos. Como es el caso de las leyes que reglamentan la educación, más específicamente el MEN como el principal ente encargado de regular la educación.
También es importante resaltar la interiorización del problema en cuestión. Esto lo digo porque hay muchas personas que les queda muy fácil escribir y plantear prolemas y soluciones sin conocer la realidad.
Por último y para terminar yo añadiría al artículo el compromiso que deben tener las personas que decidan emprender el largo y laborioso camino de la enseñanza. Ya que, no es difícil notar que hay muchas personas que inician esta profesión sin ser realmente lo que ellos desean. Y al final terminan convertidos en maestros faltos de interés con la sociedad, y peor aun faltos de interés con nuestro futuro: LOS NIÑOS.
ANDERSSON ROBLES
ESTUDIANTE DE LENGUA CASTELLANA
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